ENTREVISTA CON EL HERMANO PAULO PETRY FSC, PRESIDENTE DE LA CLAR
Por estos días la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR) organizó un seminario de Carisma y Laicado en Santiago de Chile. A este evento asistió, como un participante más, el presidente de la CLAR, el hermano, de origen brasileño y ascendencia alemana, Paulo Petry fsc.»Somos la sexta generación en Brasil –comenta– y siempre hablamos en alemán en casa. El portugués es mi segunda lengua». En 1988 hizo su profesión perpetua como hermano de La Salle y hace 20 años sirve desde esta congregación, ahora, como su superior provincial, pero también como el primer hermano presidente de la CLAR.
Hermano, ¿cuándo surge su vocación religiosa?
Creo que desde pequeño. No sabía exactamente qué y por eso pasé por los jesuitas que estaban en nuestra ciudad. Todos los niños que iban a ser religiosos iban con ellos para ser sacerdotes y algunos pocos hermanos.
¿Y cuándo se encontró con los hermanos de La Salle?
Los descubrí muy tarde, cuando ya tenía 18 años. Me fui a servir al ejército, pasé por una ciudad y los conocí. Siempre busqué algo en este camino.
¿Y qué le llamó a atención para optar por la vida religiosa (VR)?
Me llamó la atención la vida de comunidad de los hermanos, porque pude vivir con ellos una semana; la vida de oración y el trabajo en la educación. Eso me atrajo.
Hermano, ¿por qué la CLAR auspicia un seminario Carisma y Laicado? ¿Por qué se le da impulso a la reflexión sobre este tema?
No sé si la CLAR le da impulso a este tema o el tema da impulso a la CLAR, porque es un tema muy actual, está en todas partes. Los carismas no nos pertenecen a los religiosos ni a la VR. Son dones del espíritu que son dados a la Iglesia y no los podemos guardar. Y, lo que era de todos, muchos religiosos y religiosas lo hemos guardado con mucho celo solo para nosotros durante bastante tiempo. Entonces, reconocemos que es importante que impulsemos la reflexión, la apertura y el reconocimiento de que estos carismas pertenecen a todos. Claro, cada uno con su especificidad.
¿Y por qué hoy emerge con más fuerza este tema?
Porque creo que en este tema en particular (así como emergen otros como la situación de los religiosos afro e indígenas en América Latina, la problemática bioética o los cambios sistémicos) reconocemos que cada congregación tenía su modo de relacionarse, de asociarse dentro de sí misma, y vemos que esa es una práctica y una realidad existente que no podíamos ignorar desde la CLAR. Entonces, ¿por qué no?, tenemos que pensar, en primer lugar, la intercongregacionalidad y la interinstitucionalidad entre nosotros mismos, laicos y laicas, los religiosos y religiosas, todos.
¿Qué frutos se esperan de este seminario?
Es interesante ver qué frutos se van a producir. En primer lugar, encontrarnos los que estamos aquí.
Eso ya es un fruto…
Sí. Es un fruto y, además, salir motivados a hacer un mundo mejor. Tenemos que estar abiertos al espíritu y así sumar fuerzas. Es una misma misión, una misma mesa alrededor de la cual nos reunimos, de la eucaristía y de la palabra, que ilumina una realidad que vamos a enfrentar. ¿Dónde queremos hacer este mundo mejor? Entonces, es una presencia de unidad en la diversidad sumando fuerzas los laicos, las laicas, los religiosos y las religiosas, cada uno con su especificidad, creatividad, pero sabemos que estamos en el mismo trabajo del reino que una labor desafiante, porque es exigente.
¿Y cómo difunde esto la CLAR?
No es el primer objetivo de este encuentro hacer una producción, pero finalmente haremos un libro. Estos seminarios recogen las sugerencias, los mensajes, las ideas que brotan, en publicaciones. Van a salir 6 publicaciones sobre los 6 seminarios que impulsa la CLAR durante este trienio. El primero, que acaba de salir, es sobre VR afro-indígena. Para junio del próximo año todos deberán estar publicados.
¿El tema de la comunicación es importante en la CLAR?
Por supuesto.
Y están aprovechado todos los medios tecnológicos disponibles hoy como un buen sitio web…
Sí. Como lo están haciendo en Conferre de Chile. La confederación es constituida por 22 conferencias nacionales de América Latina y del Caribe y algunas nos dan mucho impulso. La propia CLAR desde su sitio web da su impulso a través de los medios modernos. Pero, también, seguimos publicando en papel que llega a otras partes. Por ejemplo, en el seminario que acabamos de realizar en el Amazonas, Manaos, Brasil, estuvieron presentes como cinco emisoras de televisión y una gran cantidad de radios estuvieron reporteando. Creo que tenemos más de 100 links en la Internet sobre esta actividad. Y creo que este seminario, a partir de la Conferre, hay darlo a conocer a quienes no han podido venir, porque muchos más querían asistir, pero el espacio físico no lo permitió.
Hermano, ¿qué sabor le dejó su reciente paso por el Vaticano y en concreto la visita que hizo a la Congregación para la VR?
Es un sabor a alegría, a esperanza.
¿Por qué?
Porque estamos muy cercanos a la congregación para los institutos de vida consagrada y apostólica. Se están acercando a los religiosos, y pudo haber en el pasado algo que nos distanciara, pero quienes dirigen hoy en la congregación están muy abiertos e interesados. Monseñor João Bráz de Aviz y Joseph William Tobin, respectivamente prefecto para la congregación y secretario, nos acogieron muy fraternamente. Dialogamos como lo estamos haciendo aquí, muy cercanos. Aprecian demasiado los grandes carismas en la Iglesia, los valoran. Lo saben y lo dicen. Hablan de la necesidad que tenemos todos de estos diversos carismas en la Iglesia. Nos sentimos muy bien acogidos con una congregación abierta para ese diálogo, dándonos ánimo, como diciendo: «adelante, sigan de frente que ese es el camino, el del diálogo, de la cercanía». Fue una visita interesantísima.
Pudo compartir su experiencia como presidente de la CLAR visitando las distintas conferencias…
Sí.
Y en este sentido ¿le ha llamado la atención algún estilo de VR de los que ha podido conocer?
Me llaman la atención las experiencias intercongregacionales que hemos realizado motivadas desde la CLAR y con respuesta de Ecuador, Brasil, México y otros países. Por ejemplo, en Brasil, la Amazonia, se ha constituido un equipo itinerante de religiosas que no están fijas en un lugar, sino que van por los ríos y animan las comunidades. En Haití hay una experiencia religiosa constituida por religiosas, especialmente, de Ecuador, México y Brasil. Constituyen también comunidades intercongregacionales. Aquí en Chile la VR que se manifestó fuertemente después del terremoto de 2010 que llegó a partes donde otros no llegaban. Ahí estaban las religiosas y los religiosos.
Hermano, ¿qué siente al ser el primer «hermano» presidente de la CLAR?
Para mí no es algo raro. Puede sonar así, pero como hermano me siento hermano de todos los que ahí conviven: los hermanos, las hermanas, los presbíteros, los laicos que con otras personas animan la misión del continente. Me siento como un hermano que hace su parte de convivir sin pretensión. Jesucristo hacía eso con la gente. Estaba con la gente y yo quiero y me siento bien con la gente que puedo animar. Es una experiencia enriquecedora para mí percibir que no estamos solo los hermanos de La Salle, o los hermanos maristas o los jesuitas o los salesianos o las hermanas franciscanas. Estamos con tantos modos distintos de ser presencia de la Iglesia en América Latina, y el ser hermano es un modo muy particular. Es desafiante, como lo sería para una hermana o para un sacerdote, animar una confederación no viviendo en el centro –el secretariado está en Bogotá– y uno sigue siendo superior provincial. Tengo que hacer las dos cosas. Mucho más que la condición de hermano lo que me trae más desafíos, más retos, es animar dos instituciones a la vez: la provincia en San Pablo que es condición para ser elegido presidente de la CLAR.
¿Muy complicado?
Complicadito, pero no imposible. Y esto me da la oportunidad de apoyar y desafiar la VR masculina para que se involucre más. Es algo que intento personalmente desde la CLAR, por supuesto como institución, pero también personalmente a provocar un poco más el involucramiento de la VR masculina. La tenemos siempre presente, pero la gran mayoría son mujeres. Los hombres son un tercio de las mujeres. Eso ya es decidor de por sí.
Hermano, ¿cuáles son para usted los tres grandes desafíos de la VR en América Latina?
Continuar siendo esta presencia místico-profética sin perder esta dimensión de la espiritualidad, de la animación, de la presencia reveladora de Dios siendo místicos y místicas, pero también proféticamente, o sea, anunciar la Buena Nueva y denunciar lo que no está correcto. Y al mismo tiempo hacer el discernimiento de lo que no es mío, pero que viene del Señor, lo que voy a decir que es profético cómo voy a decirlo, cómo voy a vivir esta mística. Esto del discernimiento es un gran desafío. Y junto con es eso, en el continente, también ser testigos de esperanza cuando muchas veces se dice que no, que ya no va, que hay tantas tinieblas. Que seamos luces de esperanza en este continente por la fraternidad, por la alegría de servir al Señor, a la gente, de poder convivir como hermanos y hermanas. Es un modo de decir hay esperanza y podemos regresar y seguir construyendo. Un tercer desafío, es que siempre en medio de una realidad que se pone muy programática, esquemática, definida por tantas leyes y estructuras, especialmente del propio ser de la sociedad normatizada; podamos ser libres, alegres y más humanos. No deshumanizar nuestras propias instituciones, ser acogedores como hermanos y hermanas. Es la cuestión de la humanización dentro de la propia VR, del mundo en qué vivimos.
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