EMILI TURÚ: «DEBERÍAMOS APRENDER A DEJARNOS EVANGELIZAR»

(zenit.-) Uno de los Auditores que participa en el Sínodo es el hermano Emili Turú, superior general de los Hermanos Maristas, con quien Zenit dialogó acerca de su vivencia desde adentro del Aula Sinodal. Él comparte su visión después de transcurrida la mayoría de las sesiones, y a muy poco de la clausura del mismo por el papa Benedicto XVI, específicamente el domingo 28 de octubre.

Se habla que el Sínodo ha sido una oportunidad privilegiada de conocer experiencias nuevas y de animarse unos a otros para la evangelización, ¿verdad?

–Hermano Turú: Un encuentro de estas dimensiones es siempre una gran oportunidad para experimentar la riqueza de la internacionalidad y de la diversidad no solo de la Iglesia católica, sino también de otras Iglesias cristianas, dada la gran presencia de delegaciones fraternas de otras confesiones. Y sí, está siendo una ocasión para conocer nuevas experiencias y, sobre todo, para conocer nuevas personas, muchas de ellas de calidad excepcional.

Hay quienes dicen que llegaron con una actitud e ideas, y salen con otras, ¿A usted le pasa lo mismo?

–Hermano Turú: Una vivencia como esta no te deja indiferente. Todo ha sido muy intenso y rápido, por tanto creo que voy a necesitar de un cierto tiempo para digerir y para volver a reflexionar sobre algunos puntos que me han parecido especialmente importantes. En mi caso, no creo que se trate de grandes cambios en actitudes o ideas, sino más bien de cuestionamientos que necesito profundizar.

De lo que ha escuchado sobre la nueva evangelización, ¿qué le parece lo más urgente para estos tiempos?

–Hermano Turú: Lo más urgente es que cada uno de los bautizados nos tomemos en serio nuestra vocación cristiana y la vivamos a fondo, no como una carga, sino convencidos de que es un camino que nos conduce a la plena realización personal. Ser discípulos de Jesús, llamados a vivir en comunidad, que testimonian sobre todo la calidad de su vida y su compromiso. Y me parece también sumamente importante estar muy atentos a los signos de los tiempos, a través de los cuales el Espíritu nos interpela.

Y ¿qué prácticas se deberían dejar de lado paulatinamente por falta de resultados o de aceptación de la gente?

–Hermano Turú: No estoy muy seguro de que pueda hablar de prácticas que debieran abandonarse, pero sí ciertamente de actitudes: por ejemplo, la arrogancia de presentarse como personas o instituciones que ya lo saben todo, que tienen respuestas para todo y que no necesitan aprender de nadie. De la experiencia de la Iglesia de estos últimos años debiéramos aprender a ser humildes, a acercarnos respetuosamente a otras personas, dispuestos a dejarnos evangelizar por ellas… El diálogo es fundamental, y no como estrategia, sino como actitud básica.

¿Hacia dónde van las propuestas de Sínodo en estos días? Hay mucha expectativa de la gente por las cosas «nuevas» que van a proponer al mundo de la Iglesia…

–Hermano Turú: No me parece realista esperar grandes novedades de un Sínodo, dadas las características de una reunión de este tipo y de la metodología que se utiliza. Yo veo el Sínodo como una invitación a ser creativos a nivel local, como una invitación a reflexionar, orar, discernir… ¡y actuar! El Sínodo no habrá servido de mucho a menos que en cada diócesis o en cada comunidad cristiana no se empiecen a preguntar ellos mismos qué significa la nueva evangelización, y a qué les está llamando el Señor.

¿Y el Mensaje final?

–Hermano Turú: Creo que el Mensaje del Sínodo tiene un tono global positivo y de ánimo, pero también contiene una clara invitación a no quedarse de brazos cruzados… No se trata de buscar lo que la Iglesia puede hacer por mí, sino de qué puedo hacer yo por la Iglesia.

¿Cómo se ha visto el tema educativo?

–Hermano Turú: El Sínodo aún no terminó… pero estoy seguro de que habrá un claro reconocimiento de las instituciones educativas católicas como claros espacios de nueva evangelización. Algunos obispos han dicho con mucha claridad que, dada la realidad de su contexto, el punto de referencia más importante para la evangelización no son las parroquias, sino las escuelas católicas. Para muchos niños y jóvenes, esa va a ser la única posibilidad de contacto con la Iglesia. Si decimos que hay que ir donde los jóvenes están… ¡ya tenemos en nuestras instituciones educativas católicas alrededor de 56 millones de niños y jóvenes! Hay que usar, por tanto, esa excelente plataforma, sin olvidar a los otros muchos jóvenes fuera de nuestras instituciones, especialmente los que sufren marginación.

¿Habrán sugerencias?

–Hermano Turú: En cuanto a sugerencias, creo que va a ser muy importante, si realmente queremos que nuestras instituciones educativas sean focos de nueva evangelización y «atrios de los gentiles», la adecuada formación y acompañamiento de educadores y educadoras.

¿Y a nivel de la vida religiosa?

–Hermano Turú: El Sínodo reconoce la importantísima contribución de la vida consagrada a la evangelización, tanto a la de antes como a la de hoy. En muchos lugares del mundo, la primera evangelización se ha hecho de manos de religiosos o religiosas. Lo que se espera hoy es que continuemos fieles a nuestra misión, tanto por lo que somos como por el desarrollo de esta. De manera especial, se nos invita a la plena disponibilidad para ir a lugares de frontera, ya sea a nivel geográfico, social o cultural… ¡Ojalá seamos capaces de acoger el desafío!

Estamos celebrando los 15 años de la agencia ZENIT, ¿qué mensaje tendría para nuestros lectores?

–Hermano Turú: Los lectores de ZENIT son personas interesadas en la vida eclesial y que, por tanto, no creo que necesiten muchos consejos. Pero sí me atrevo a formular para ellos una pregunta: La mayoría de noticias que ustedes reciben son de hechos o de personas lejanas, probablemente desconocidas…, ¿de qué noticia le gustaría a usted ser protagonista en el futuro? Y todavía una segunda pregunta: ¿qué le está impidiendo ser el protagonista de esa noticia? Perdón por mi atrevimiento, ¡y feliz aniversario!

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