H.TERESA VALENZUELA, SUPERIORA GENERAL DE LAS ADORATRICES

En la mañana del pasado miércoles 19 de octubre, las Religiosas Adoratrices del Santísimo Sacramento y de la Caridad, reunidas en Capítulo General desde el pasado 21 de septiembre en Guadalajara (España) eligieron a la H. Teresa Valenzuela Albornoz como nueva Superiora General de la Congregación.

Por primera vez, desde la fundación de la Congregación en el año 1856 de la mano de la madrileña Sta. Mª Micaela, el cargo de General no recae sobre una hermana de nacionalidad española, sino que durante los próximos años, el gobierno general tendrá acento chileno.

Todavía hoy, las 54 hermanas de 12 provincias congregacionales, que representa a 21 países, junto al resto de Adoratrices en el mundo, continúan celebrando el XXIX Capítulo General de la Congregación, para mirar la vida y misión del conjunto de la Comunidad de Religiosas Adoratrices.

Las Religiosas Adoratrices siguen buscando ser fieles a su carisma fundacional, íntimamente unido a la adoración eucarística y a ese ser Eucaristía: “pan que se parte y reparte y vino que sabe a presencia”. A partir de esa vivencia eucarística germina y crece la misión adoratriz: ADORAR a Jesús Eucaristía continuamente, en Espíritu y verdad. (Cf. Constituciones 2 y 10) y LIBERAR y promover a la mujer explotada por la prostitución o victima de otras situaciones que la esclavizan, “tratándola con benevolencia y verdadera caridad”. (Cf. Constituciones 2).

El carisma que el Espíritu Santo comunicó a Sta. Mª Micaela regaló a la Iglesia y al mundo, supone una opción vital de servicio y entrega a favor de la Mujer explotada sexualmente, de denuncia frente a aquellas situaciones que atentan contra su persona y de anuncio a favor de una libertad que va de la mano de la Buena Nueva, trabajando por y para la dignidad de la Mujer.

Quiera el Señor seguir bendiciendo su obra, cuidando la vocación personal de cada una de estas religiosas y, si así fuera su voluntad, tocando el corazón de jóvenes que quieran empeñar su vida adorando y liberando, al servicio de la Mujer y del Evangelio.

Sta. Mª Micaela, Fundadora

Muchas veces la vida nos sorprende y los senderos de la misma nos hacen llegar y abrir puertas que jamás pensamos apenas tocar. Seguramente algo así sentiría la Vizcondesa de Jorbalán, a la que hoy conocemos como Sta. María Micaela, fundadora de las Religiosas Adoratrices.

Nos situamos en la mitad del siglo XIX cuando una joven de noble apellido y acomodada familia madrileña empieza a darse cuenta que la vida que tiene no le basta: los agasajos sociales, los encuentros formales y las fiestas de la nobleza decimonónica empiezan a dejarla huérfana de espíritu. Su vida está llamada a abandonarse en favor de una causa mucho mayor. Y es así como, a ejemplo de otros grandes de la historia como Francisco de Borja – el que fuera Duque de Gandía y Virrey de Cataluña hasta ingresar en la Compañía de Jesús-, abandona su posición para consagrar su vida al servicio del Evangelio, proyectando su misión en la atención, la liberación y la promoción de la mujer explotada por la prostitución o victima de otras situaciones que la esclavizan. De esta manera nace el carisma y de su mano la Congregación de las Adoratrices, un puñado de mujeres que hoy, 150 años después, trabajan al servicio de la educación y de las mujeres en más de 20 países, formando parte del sueño de su fundadora alrededor de 1.300 hermanas que lejos de amedrentarse por la falta de vocaciones siguen creciendo en número de fundaciones y proyectos, llegando allí dónde sienten que deben dar respuesta a las necesidades de la mujer.

En una sociedad que conocemos hoy como “aldea global” dónde las distancias se recortan pero las diferencias se subrayan, y el individualismo nos aleja más del que menos tiene y más necesita, las Religiosas Adoratrices son ejemplo de entrega y servicio, de Evangelio encarnado. Con un carisma que es regalo para aquellas que lo necesitan, y aquellos que nos cruzamos con él, y que invita a una implicación sin titubeos con las que más sufren.