SOR INMACULADA: «LA IGLESIA ES LA ENTIDAD QUE MÁS SE HA OCUPADO SIEMPRE DE LOS DESFAVORECIDOS»

(El País.-) Las monjas del Colegio Nuestra Señora del Carmen (un centro concertado de Villaverde) sabían que las cosas no iban bien en casa de dos de sus alumnos, de 17 y cuatro años. Hace meses que no asistían a ninguna excursión porque no podían pagarlas. La semana pasada el padre de ambos niños —el dominicano Ronale De la Cruz, que tiene otros dos hijos mayores— visitó a las monjas con el siguiente dilema: al día siguiente estaba previsto que les desalojaran de su piso, que se encuentra justo enfrente del colegio, ¿podían ayudarle a encontrar una forma de que los menores no vieran cómo sacaban a sus padres a la fuerza de casa?

 El día del desahucio las monjas impidieron que los menores salieran al recreo y dos de ellas —la directora del centro, Sor Inmaculada, y la tutora de uno de los niños— cruzaron la calle y se unieron a los activistas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca que se habían congregado para mediar con la comisión judicial. Gracias a la mediación de la hermana Inmaculada (a la que los indignados y activistas presentes bautizaron la monjaflauta), Bankia se comprometió ayer a suspender el desahucio de la familia hasta el próximo 30 de junio, lo que permitirá que los menores finalicen el curso en su colegio. Sor Imaculada, de 47 años y miembro de las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús, es profesora de lengua en diversificación y monja desde que sintió “la llamada del de arriba”. Responde entre contenta y azorada.

Pregunta. ¿Qué era lo que más le preocupaba?

Respuesta. Que el hermano mayor, que tiene 17 años y está en 4º de la ESO, perdiera este curso, que es muy importante.

P. ¿Cómo acabó usted mediando con el banco?

R. Por la mañana estuvo visitando a la familia la tutora del hijo mayor y se lo propuso el abogado de la plataforma, Rafael Mayoral, que es muy majo. Me lo comentó y nos pareció estupendo. Nos sentíamos impotentes y queríamos buscar la mejor manera de ayudar.

 P. ¿Qué tal se desenvolvió durante la negociación?

R. Fue raro, no me he visto en otra. No sabía qué decir, mi formación no es esa, tenía miedo de no usar las palabras oportunas y de meter la pata, porque es un tema que no controlo. Intenté hacer las preguntas adecuadas y llegar a una solución. Lo único que me preocupaba era que una niña de cuatro años no tuviera que dormir en la calle esa noche, hacía un frío que pelaba.

P. Insistió usted bastante.

R. El procurador decía que no podía hacer nada, que se tenía que haber llegado a un acuerdo hace tiempo, y yo le preguntaba ‘¿pero con quién hay que hablar?’. Nos dio ocho días de aplazamiento y en estos días hemos conseguido hablar con la persona que lleva el expediente de la familia, que se ha portado muy bien y ha conseguido que Bankia revisara el caso de Ronale. Accedieron a aplazar el desahucio si la familia presentaba un escrito comprometiéndose a dejar el piso el 30 de junio.

P. ¿Y cómo se siente ahora?

R. Impotente. Esto es solo un parche y en este barrio hay cantidad de familias en paro a las que les pasa lo mismo con sus casas. Hay mucha gente que ha perdido ya las prestaciones. Este tema de los desahucios hay que solucionarlo como sea, es algo que nos compete y nos conviene a toda la sociedad. Si no, estaremos creando guetos que nos van a pasar factura. Es una cuestión humanitaria, de justicia y económica. Le puede pasar a cualquiera, a familias normalizadas que nunca habrían pensado que esto les podía pasar. Ronale tenía un trabajo digno suficiente para pagar una hipoteca, no vivió por encima de sus posibilidades.

P. La Iglesia hasta ahora no ha tomado cartas en los desahucios, su caso es simbólico.

R. Me extraña que extrañe porque la Iglesia es un motor social y la entidad que más se ha ocupado siempre de los desfavorecidos. A lo mejor es verdad que lo hace desde atrás, sin que se vea. Casi todas las organizaciones eclesiales tienen ONG, Caritas está atendiendo a muchísimos desahuciados.

P. ¿Qué le han dicho sus conocidos?

R. Que cómo me atreví a salir. ¿Cómo no iba a salir estando al lado el colegio? Todo el mundo hubiera hecho lo mismo. No es algo que haya buscado, pero me lo he encontrado. Y no me gusta el protagonismo, pero creo que puede servir para concienciar.

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    Me parece estraordinaria la acción. Quiero añadir el apoyo de las religiosas, que que acompañaron y que, por estar sin hábito pasaron desapercibidas, también las que quedaron rezando ante el Sagrario para que hacer fuerza ante Dios con su oración. El buen hacer en el mismo sentido del profesorado y personal del centro que, con su presencia «callada», pedían que aquello no se llevara a cabo. Al fin todos dimos gracias a Dios por ayudarnos en este triste momento.

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    Jenny Saavedra 12 años

    Me parecio muy bien que la hermana Inmaculada y la tutora hayan salido a la denunciar las injusticia.
    Hacen falta gente valiosa y valiente ante estas necesidades y que aclaren siempre el trabajo de la Iglesia porque para juzgar estamos hecho y mas contra la Iglesia. Que Dios siga bendiciendo este caso y todo sea positivo.

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