ADIOS, BENEDICTO; Y MIL GRACIAS POR TU «ÚLTIMA ENCÍCLICA»

Como señalaba hace días el presidente de la Confer de España, la Vida Consagrada no puede más que dar las gracias al dimisionario Papa Benedicto XVI por su alta estima a esta forma de vida, y sus siempre precisas, alentadoras y estimulantes palabras. El Papa Benedicto XVI se retira a una cierta forma de «Vida Contemplativa», abrazando, en su ancianidad, por amor a la Iglesia, este nuevo género de vida que le permitirá vivir de una forma nueva y más libre de responsabilidades el resto de sus días. Quien lo ha sido todo, deja el sumo poder (servicio) y vuelve a someterse a otro que tomará su puesto. Cambio de vida aleccionador. Con todo, esta nueva vida contemplativa le permitirá seguir buscando y a la vez encontrando a Dios con no menos intensidad.  

En medio del año de la fe nos queda su mejor «Encíclica sobre la fe»; la que ha «escrito» con su propia vida y que ayer, en sus palabras, nos quedó como verdadero «testamento espiritual». Impresionan sus creyentes y confiadas palabras:

«Siempre he sabido que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino suya y no la deja hundirse. Es Él quien la conduce, por supuesto, a través de los hombres que ha elegido. Esta es una certeza que nada puede ofuscar y es por ello que mi corazón está lleno de agradecimiento a Dios, porque no me ha hecho faltar a toda la Iglesia y también su consuelo, su luz y su amor».

Adiós, Benedicto XVI, y mil gracias por tu «última encíclica». Permanecemos unidos en la oración y, en estos próximos e intensos días, oramos, como nos has pedido, por la Iglesia, por los Señores Cardenales que elegirán a tu sucesor y por el nuevo Papa que ya soñamos también lleno de fe y Evangelio. El listón ha quedado muy alto. El Espíritu -a través de lo humano- realizará de nuevo su milagro.

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