Comienzan las X jornadas Nacionales de responsables de Información de los Institutos religiosos (Confer-ITVR)

Tras una breve presentación de las jornadas y el saludo del P. Isidro Hernández (Dep. MCS de la Confer), han dado comienzo a las 11 de la mañana estas jornadas organizadas por la CONFER y el Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid.

La hermana Pilar Arroyo, Hermana de la Caridad de Sta. Ana, ha dado el saludo oficial de la Conferencia española de religiosos y religiosas (CONFER), invitándonos a sentirnos en casa estos días. Con su saludo se inician estas jornadas que se extenderán, como hemos informado en días anteriores, durante todo el fin de semana.

La primera charla de la mañana ha corrido a cargo del sacerdote José María Gil Tamayo, de la CEE. El sacerdote Director de MCS de la Conferencia Episcopal Española, después de declarar que en la CONFER se siente en casa, ha hablado de los «Desafíos para la Iglesia en el contexto de la era digital». Gil Tamayo ha hablado de la necesidad de trabajar juntos todos los agentes de Iglesia en el ámbito de la comunicación y de la educación en España.

Gil Tamayo reconoce que el gran reto de la Iglesia es el de siempre: anunciar a Jesucristo. Esto ha de ser hoy en esta sociedad de la información en la que vivimos, huyendo de dos posiciones quizá opuestas: la fascinación por los medios de comunicación y, por otro lado, del temor a los medios.

Aun reconociendo la falta de opciones eclesiales creativas en el ámbito de la comunicación y la rancia imagen que la Iglesia proyecta en los medios, confía en que la Iglesia sabrá responder a los desafíos que se le presentan. No es algo optativo. Sumergirse en esta sociedad en la que vivimos, quiérase o no, es para la Iglesia una cuestión irrenunciable.

Se trata de una conversión por hacer: una conversión pastoral que nos lleve a una conversión de mentalidad. La Iglesia tiene mucho que aportar. Sobre todo, sentido (infoética), sabiduría y profundidad a esta vertiginosa sociedad de la información.

A juicio de Gil Tamayo, la Iglesia puede ofrecer una contracultura basada en una cultura del memorial frente a la fcultura de la fugacidad; una cultura de la sabiduría frente a la de la mera información; una cultura de la alegría profunda frente a la del entretenimiento.