A TODOS LOS RELIGIOSOS Y RELIGIOSAS DE EUROPA (Mensaje de la UCESM)

logo_ucesm1. Nosotros, miembros de 37 Conferencias Nacionales de religiosos y religiosas de Europa (UCESM) nos hemos reunido en Czestochowa para reflexionar sobre el tema: “Vida religiosa en Europa: historia de esperanza, esperanza para la historia”.

2. Hemos vivido una fuerte experiencia de comunión y de presencia del Señor en la visita al campo de exterminio de Auschwitz, a los lugares de las raíces cristianas de Polonia en Cracovia, y de profunda espiritualidad en los santuarios de nuestra Madre de Jasna Gora y de la Divina Providencia.

3. ¡Vida religiosa en Europa, no temas! –Esta es la Palabra que hemos escuchado. Continúa testimoniando la esperanza a los hombres y mujeres de tu tiempo. Sé tú misma esperanza para la historia de hoy y del mañana, como lo fueron tantos testigos y mártires, entre ellos Maximiliano Kolbe y Edith Stein. Ten el valor para cantar la vida, junto al Cordero inmolado (cfr. Ap. 5,6) que se pone de pie y vive en el corazón de la historia de todo tiempo y en cada vida humana.

4. Vivimos en una época donde tantos hombres y mujeres buscan una felicidad sin Dios… y con frecuencia sólo encuentran el aburrimiento y el sin sentido. También nosotros podemos ser tentados de perder la pasión por la esperanza. Cada día vivimos una gran esperanza cuando vemos que, en la raíz de los deseos de nuestros hermanos y hermanas, hay siempre una profunda necesidad de espiritualidad y de búsqueda de la trascendencia. ¿Quién podrá saciar este hambre y esta sed?

5. La vida religiosa, don de Dios a la Iglesia y al mundo, ha abierto siempre caminos de esperanza a lo largo de la historia: da su corazón y sus manos a Dios y al prójimo. Esta sigue siendo hoy nuestra misión. Que nuestras casas sean lugares de hospitalidad para todos, espacios de oración, de caridad en acción y de comunión fraterna, reflejo de la luz que brota del manantial de toda esperanza: Jesucristo, muerto y resucitado por todos nosotros.

6. Tenemos el reto de ser parte viva de las grandes transformaciones que está viviendo nuestro continente. La acción del Espíritu Santo nos da la determinación y el valor de ser portadores de esperanza para el futuro de Europa. Con Maria queremos vivir a la escucha de la Palabra y abiertos al Espíritu para participar en la misión de Dios (missio Dei) y vivir en diálogo con todos.

7. Hermanos y hermanas, con la alegría de haber vivido esta experiencia de “tiempo favorable, que se nos ha hecho breve”, volvemos a nuestras casas diciendo: iMaranathá! iVen, Señor Jesús!

Que nuestra esperanza sea clara y fuerte, puesto que Aquél que nos ha llamado a esta forma de vida nos dice: “Sí, vengo pronto”! (cfr. Ap. 22).

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