LA LIBRERÍA SAN PABLO DE MURCIA, YA EN MARCHA

Los paulinos de España, caracterizados por su carisma librero y evangelizador, han inaugurado este mes una nueva librería religiosa en la ciudad de Murcia. Hay que darles la enhorabuena por asumir este desafío. En tiempos difíciles para la edición y, especialmente para el libro religioso, los Paulinos han apostado por una nueva presencia. La vida religiosa de Murcia tiene en esta nueva librería un lugar de encuentro y un nuevo servicio. En ella encontrarán, sin duda, las novedades y el fondo editorial fundamental de Publicaciones Claretianas, la editorial al servicio de la vida consagrada. Ofrecemos a los lectores del blog unos párrafos de un artículo periodístico referente a esta noticia escrito por J.A. Megías aparecido en el diario «La Opinión de Murcia».

(La opinión de Murcia.-) En estos tiempos de crisis económica que nos ha tocado vivir resulta una proeza extraordinaria que una industria o una empresa no tenga que echar el cerrojo. Pero lo que adquiere tintes de portento mágico es que se abra un nuevo establecimiento. Y si ese establecimiento es una librería, el suceso alcanza la categoría de milagro con… pintas de imprudencia temeraria. Y, ciertamente, debió ser un milagro porque se trataba, además, de una librería católica, la Librería San Pablo. Ocurrió en Murcia el pasado miércoles por la noche en un lugar nada casual, la Plaza de los Apóstoles, junto a la Catedral.
(…) Volviendo al nacimiento de una nueva librería que es, además, una librería católica, les confieso mi alegría por el hecho de que los milagros existan. El objetivo de estas librerías, según su fundador, es muy sencillo: propagar la Palabra de Dios a través de los libros. De ahí que, como alguien dijo en el acto de inauguración, su ubicación en la Plaza de los Apóstoles sea algo más que una casualidad. Hubo un tiempo en que una librería era una promesa de libertad, pues en ella se guardaba y, lo que era peor para los liberticidas, se difundía la palabra libre. Fueron los libros, portadores de la palabra, los que concitaron los odios de dictadores y turbas. Y siguen siendo los libros, en su forma clásica o en sus modernas versiones, los que atemorizan a quienes pretenden que el individuo se ahogue en el sentir colectivo, del mismo modo que una librería sigue siendo una promesa de libertad.
Por eso es milagroso que, en tiempos de crisis económica y turbación social, una nueva librería abra sus puertas, tanto más cuanto que esa librería está dirigida, como todas las de la Sociedad de San Pablo, a proclamar la palabra de Jesús, que, me temo, es la única que nos hace realmente libres.

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